Planta herbácea gramínea de 1 a 3 m de altura originaria de América e introducida en Europa en el siglo XVII. Actualmente, es el cereal con mayor volumen de producción en el mundo.
El maíz tiene dos tipos de raíces, las primarias que son fibrosas, y las adventicias, que nacen en los primeros nudos por encima de la superficie del suelo. Ambos tipos tienen entre sus misiones la de mantener erecta a la planta. El tallo está compuesto por tres capas, la exterior, que es impermeable, una intermedia por donde circulan las sustancias alimenticias, y la interior que almacena las reservas. Las hojas son alargadas y están pegadas al tallo, y las espigas o mazorcas nacen en la parte media del tallo. El número de mazorcas, que son la parte comestible de la planta, puede variar entre ocho y treinta, y cada mazorca está formada por un tronco que está cubierto por filas de granos.
El grano de maíz (Zea mays) es uno de los principales ingredientes de los piensos compuestos en España (del orden de 4 mill. Tm/año), siendo particularmente apreciado por su alto valor energético, palatabilidad, escasa variabilidad de su composición química y bajo contenido en factores antinutritivos.
El maíz requiere una temperatura de 25ºC a 30ºC y fuerte incidencia de luz solar. Para que se produzca la germinación en la semilla la temperatura debe situarse entre 15ºC y 20ºC y para la fructificación se requieren temperaturas de 20ºC a 32ºC.
El maíz es un cultivo exigente en agua, siendo necesario su riego durante las diferentes etapas de maduración. El riego más utilizado es el riego por aspersión.
Este cereal se adapta muy bien a todo tipo de suelo, especialmente a aquellos con un pH de entre 6 y 7. Requieren de suelos profundos, ricos en materia orgánica, y con buena circulación de drenaje para no producir encharcamientos que originen asfixia radicular.