La cebada es una planta herbácea, procedente a la familia de las gramíneas. Tiene una raíz fasciculada en la que se pueden distinguir raíces primarias y secundarias, el tallo está formado por una caña hueca en la que se desarrollan entrenudos. Cada planta puede presentar más de un tallo. Las hojas son de forma alargada y se encuentran insertadas en los diferentes nudos del tallo. La espiga es la inflorescencia de la planta y se sitúa al final del tallo. El grano es de forma ahusada, más grueso en el centro y disminuyendo hacia los extremos.

Tiene pocas exigencias climáticas, por lo que su cultivo se encuentra muy extendido aunque crece mejor en climas frescos y moderadamente secos. Tolera muy bien las bajas temperaturas ya que puede llegar a soportar hasta -10ºC.
La cebada se desarrolla mejor en tierras fértiles, pero puede tener buenas producciones en suelos poco profundos y pedregosos, siempre que no falte el agua al comienzo de su desarrollo. Es el cereal con mayor tolerancia a la salinidad.
El suelo debe estar bien labrado y mullido, no siendo necesaria una gran profundidad.